martes, 21 de mayo de 2013

En un apartamento lleno de recuerdos

Se han dejado las puertas del balcón abiertas y las cortinas blancas ondean libremente con la brisa. El sol de la mañana resalta su color y se refleja en los cristales sacando brillos de ellas. El marco de madera que parece recién barnizado sigue la luz moviéndose en sus vetas en una danza de astillas y destellos. La tela proyecta sombras que no paran quietas, igual que los retazos de una historia tergiversada por el boca a boca. Proyectadas sobre las paredes juegan un pilla pilla mientas en el suelo descansan tumbadas las más fatigadas por la carrera Se oye el piar de un pajarillo que se ha apoyado en la barandilla. Sus patas arañan la pintura negra ya algo descascarillada y que muestra pequeñas zonas de oxido aquí y allá. Las volutas que adornan los barrotes  demuestran la elegancia que antaño poseyó el apartamento. Tras estos se yerguen con orgullo unas rosas pasionales. Algunas exiben una corola abierta y repleta de capas, semejantes a un la falda de un vestido de gala del siglo XVIII. Otras más tímidas se encierran en si mismas con un capullo lleno de secretos. Al lado y en el mismo escarlata se hallan unas amapolas derrotadas. Sus pétalos están marchitos y caídos como las ramas de un sauce o incluso extendidas por el suelo como manzanas maduras. Ambas flores se mueven con la brisa, unas con la gracia de una bailarina clásica y otras con un melancólico vals.

De pronto el viento sopla con fuerza renovada. Las cortinas se desploman en el suelo arrancadas de la barra y las corolas se deshacen en decenas de pétalos  que caen sobre estas. Las sombras que se hallaban recostadas has salido volando y se han juntado en el techo con las que antes se encontraban ociosas. Viene la lluvia para divertirse con una tormenta y el sol se va. Encima de la tela y de los restos de flores se añaden unas gotas frías. Ahora hay  un pequeño caos que muestra las emociones encerradas en esa habitación por los fantasmas del pasado. Un desorden de colores y elementos que forman una armonía imprecisa pero acertada. El balcón también está mojado y el pájaro se ha ido, como las personas que dejaron sus sentimientos aquí.